Rita Guerrero

No sé cuando fue la primera vez que vi Santa Sabina, tal vez mis recuerdos están difusos por el sentir, por nombrar, podría nombrar un intento de Avandaro, al que acudimos pocos y el anochecer cayo sobre el bosque hermoso, o la maravillosa tarde en el espacio escultórico de Ciudad Universitaria, que terminamos fumando los alitas de Poncho, o el dia que de Staff de la llorona comíamos gansitos en el escenario, el estadio de CU, el Zócalo, o el museo de la ciudad, el LUCC, Rockotitlán, o un auditorio perdido en medio Chapultepec, podría seguir y seguro se me escapa alguno.

Sobre la ceremonia hipnotizante de sus manos, y la melodía divina de su voz, estaba la lucha por sus ideales que nos los dío para hacerlos nuestros, su apoyo incansable a las comunidades indígenas sobre todo a los zapatistas, la apertura de espacios culturales, la autonomía universitaria, la enseñanza e investigación musical, y en general todas las luchas de nuestro pueblo agonizante ella las enfrento con una garra incesante, de guerrera, sembró una semilla que no esta tardando en dar su fruto, baila en nuestro interior a un ritmo azul, casi morado.

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